Es evidente la formación para los desempleados en España no ha alcanzado sus objetivos en los últimos años. El esfuerzo legislativo y la mejora de las prácticas de gestión, tanto del SEPE como de los SPE autonómicos, se han dirigido más hacia el control del gasto y el seguimiento administrativo de las acciones formativas que hacia el cumplimiento de objetivos de aprendizaje y empleabilidad de los desempleados para lograr una pronta inserción laboral.