En general, puede decirse que los servicios públicos de empleo con mejores resultados han acometido reformas en cinco direcciones estratégicas:
- Fortalecimiento de la dimensión social, ejerciendo una cobertura integral que analiza y aborda las dificultades de empleabilidad de manera integrada con las circunstancias socioeconómicas del usuario. Este aspecto responde a la necesidad de una mayor vinculación entre las políticas activas y pasivas de empleo y conduce a una visión integral de las políticas sociales (renta mínima, habitabilidad y vivienda, conciliación y cuidado de los hijos, etc.), para remover simultáneamente todas las circunstancias que dificultan el acceso al empleo y, al mismo tiempo, evitar abusos por las duplicidades en las coberturas;